Pa reventá

Hacienda y finca ‘Buenavista’ en la localidad cordobesa de El Carpio y propiedad de la Casa de Alba. FOTO: PACO PUENTES/EL PAIS

Desde hace cientos de años, el común, lo que no fue producido por nadie, comenzó a ser robado por alguien.
En Andalucía se robó al por mayor y se crearon los latifundios.
Al principio los ladrones vivían por aquí. Poco a poco se fueron de los pueblos a las ciudades, primero andaluzas, luego de fuera.
El subsuelo rico en minerales fue comprado por capitales foráneos en muchos casos. Los ingleses y su colonias andaluzas.
Desde hace décadas, grandes empresas agroindustriales fueron a parar a manos de capitales foráneos. La Cruzcampo es tan andaluza como Boris Johnson.
Quien más dinero gana con el turismo andaluz también puede vivir en Londres, Nueva York o Shangai. Tour-operators.
Las agriculturas intesivas generar beneficios que vuelan a otros lugares mientras precarizan personas y deterioran suelos.
Todo lo anterior refleja la dependencia y marginación de la economía andaluza, como lleva explicando desde hace 40 años Manuel Delgado Cabeza.
Hoy creo que estamos ante un paso más en esta estafa, pérdida de soberanía o de cualquier capacidad mínima de decidir por nosotras mismas nuestra futuro.
Un paso más en la incapacidad de vivir en Democracia (capacidad de decisión del pueblo o soberanía popular).
Sí, porque lo que está cayendo en manos de fondos de inversión globales es el propio territorio andaluz: en forma de latifundios agrícolas, franjas de litoral para especulación inmobiliaria, edificios o solares urbanos de zonas gentrificadas, etc.
Fondos de inversión que han recibido «munición» durante bastantes años gracias a las políticas monetarias expansivas. Flexibilización cuantitativa (QE). Sí, los «listos» recibieron dinero muy barato durante años para ahora comprarse lo que quieran en cualquier lugar del mundo.
El capitalismo financiero acelera la globalización del saqueo.
La Tierra, el Territorio, el Solar Andaluz cae, a una enorme velocidad, en manos de capitales foráneos, fondos especulativos cuyo único objetivo es obtener rentabilidad monetaria.
Aunque para ello sea necesario quemar, envenenar, secar o esquilmar nuestra Tierra.
Y nadie dice, hace o intenta nada.
Pa reventá.

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